Catálogo con obras para dos pianos... (clic en la imagen)
La reducción o la transcripción para piano de obras orquestales fue una práctica habitual durante el siglo XIX. Por una parte, era la única forma de escuchar en casa aquellas obras que -hasta la llegada del disco y los medios masivos de comunicación- sólo podían apreciarse, en forma infrecuente, en las salas de concierto. Pero, también, fueron los virtuosos del piano los que en sus conciertos las incluían como una demostración de su capacidad de hombres orquesta. La idea de un solo músico emulando las fuerzas sonoras de una agrupación sinfónica calzaba justo para la estética del genio y el héroe romántico de entonces.
En el siglo XX, el de la era de la reproductibilidad técnica, esta práctica cayó en desuso. Sin embargo, dentro del particular y restringido repertorio que aborda Martha Argerich, las transcripciones orquestales ocupan un lugar destacado. No se trata, en su caso, de remedar una mera práctica de sustitución, sino de un interesante ejercicio de "traducción" entre medios distintos. Este es el desafío que se autoimpuso Pletnev a la hora de llevar a dos pianos la riqueza tímbrica y textural del ballet de Prokofiev.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario