¿Usted también...?
Ingiere una gran
cantidad de medicamentos para poder controlar los cólicos y malestares
generales, pero sabe que (a corto o largo plazo) tendrán efectos secundarios
indeseables, y hasta peligrosos.
Está obligado a un
constante control privativo sobre las comidas que debe ingerir. Llego a
deprimirse y perder el apetito, o simplemente a evitar la comida por temor a
las consecuencias.
Se esperanzó con algún
medicamento específico que le daba buenos resultados. Pero luego de un tiempo
volvió al punto inicial, ya que ese alivio fue solo temporal, y tuvo que
reemplazarlo por una medicina más fuerte.
Siente que su vida
está controlada por su intestino y sus caprichos. Que no le permiten llevar una
vida social normal. Ya sea por los fuertes dolores repentinos, por las
necesidades inmediatas y sorpresivas por dirigirse a un baño, o por situaciones
"complicadas" y vergonzosas, relacionadas a accidentes o
flatulencias.
Ha visto como los
síntomas de esta patología aumentan en su cuerpo. Depresión, cansancio,
ansiedad, insomnio, dolores de cabeza y falta de deseo sexual (entre otros). Y
en el caso de las mujeres, cada vez más dolorosos períodos menstruales.
Ha gastado cientos,
incluso miles de dólares, en tratamientos y sistemas que nunca dieron
resultado...
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